El derecho a equivocarse: ¿comenzar con buen pie?

En una sociedad basada en la meritocracia, estamos obsesionados con conseguir rendimiento, creatividad e iniciativa para destacar entre la multitud… ¿Nos hemos vuelto tan escleróticos como consecuencia de estas viejas normas educativas (¡sé perfecto! ¡Ten cuidado! ¿Estás seguro? Estás ladrando al árbol equivocado!) que no podemos ver el coste de esta confusión entre error y falta en nuestros equipos/empleados?

No es de extrañar que nuestra relación con los errores sea una fuente de miedo, estrés y falta de responsabilidad en nuestras empresas. Comprender un error, y aprender de él, significa descubrir los mecanismos que subyacen a la decisión y su evaluación a lo largo del tiempo.

“Una persona que nunca ha cometido un error nunca ha intentado innovar” - Albert Einstein

¿Cómo convertir el fracaso en oportunidad? ¿Por qué el fracaso es la base del éxito? ¿Cómo puede aumentar el bienestar y la longevidad tener éxito en los proyectos de cambio (y, por tanto, arriesgarse a fracasar por el camino)?

La energía que se gasta ocultando los errores se desperdicia

En general, el error tiene mala reputación en el trabajo (¡y en otros lugares!). Se asocia a la incompetencia y a las consecuencias que puede generar. Como consecuencia, los empleados dedican más energía a encubrir los errores, hasta el punto de negarlos, que a emplear el tiempo en aplicar una solución positiva y seguir adelante. Este sentido narcisista de la perfección y del “no tengo derecho a equivocarme” no es sano ni maduro en una empresa, ni en ningún otro lugar. Al fin y al cabo, si Cristóbal Colón no se hubiera equivocado en sus cálculos, nunca habría descubierto América.

Diferenciar entre error, fallo y avería

Emprender una gestión positiva de los errores significa, en primer lugar, distinguir entre los conceptos de error, fallo y defecto:

  • Los errores no son intencionados, sino que pueden ser el resultado de la falta de atención o de la incapacidad. Pueden ser de origen humano o el resultado de un proceso mal definido.
  • El fracaso es la consecuencia de un objetivo no alcanzado. Fracasamos cuando no conseguimos cumplir un compromiso, un objetivo o una ambición.
  • Los errores y fallos rara vez son premeditados, a diferencia de los errores, que son transgresiones conscientes y deliberadas de las normas vigentes.

¿Es el derecho a cometer errores una herramienta de gestión?

Si quieres dirigir eficazmente a tu equipo, debes fomentar y explotar el derecho a cometer errores:

  • Una colaboración más sana y honesta entre tú y tus equipos.
  • Menos estrés y actitudes defensivas entre tu personal.
  • Tus comentarios y consejos correctivos serán mejor comprendidos y tenidos en cuenta.

“La mayor gloria de la vida no reside en el éxito constante, sino en levantarse tras una caída”. Nelson Mandela

Directivos, ¿cómo afrontáis los errores?

Aceptar los errores es un requisito previo para una gestión eficaz:

  • Organiza los “Glop/Oups de la semana”: haz que tus equipos reaccionen y reflexionen sobre una buena noticia o una lección constructiva aprendida durante un seminario tras un error.
  • Expresa tu apertura y apoyo al derecho a equivocarse para rendir (distinguiendo entre equivocaciones y errores).
  • Y sólo para ti, acepta el reto de este efecto espejo… ¿enumera 3 errores que te hayan permitido evolucionar y progresar?